Desmitificando el clorador salino DOSIMEX: Entendiendo su Funcionamiento y Beneficios
El clorador salino es una opción que ha ganado popularidad en los últimos años como una alternativa eficiente y amigable con el medio ambiente para mantener piscinas y spas limpios y seguros. Sin embargo, como con cualquier avance tecnológico, han surgido una serie de mitos y confusiones en torno a su uso y funcionamiento.
En este artículo, vamos a desmitificar algunas de las creencias más comunes sobre los cloradores salinos y explorar sus beneficios reales.
¿Qué es y cómo funciona un clorador salino?
Un clorador salino es un dispositivo que utiliza sal común (cloruro de sodio) para generar cloro de manera continua y automática. Este sistema funciona mediante un proceso llamado electrólisis.
El proceso de cloración salina consiste en añadir una pequeña cantidad de sal al agua, aproximadamente 3,000 partes por millón (ppm), lo cual es una concentración relativamente baja en comparación con el agua de mar. El clorador salino utiliza una célula electrolítica para descomponer esta sal en sus componentes principales: sodio y cloro. Este cloro se disuelve en el agua y actúa como desinfectante, eliminando bacterias, algas y otros microorganismos. A medida que el cloro realiza su función desinfectante, se convierte nuevamente en sal, creando un ciclo continuo de cloración.
4 mitos del clorador salino y su realidad
Mito 1: El agua salada es dañina para la piel y los ojos
Una de las preocupaciones más populares sobre el clorador salino es que el agua salada puede ser irritante para la piel y los ojos de los bañistas. Sin embargo, la realidad es que el nivel de sal en una piscina tratada con clorador salino es comparable al de una lágrima humana, lo que lo hace suave y no irritante para la piel y los ojos. De hecho, muchos usuarios encuentran que el agua salina es más suave y menos irritante que el cloro tradicional.
Mito 2: El clorador salino requiere mucho mantenimiento
Otro mito común es que los sistemas de cloración salina son difíciles de mantener y requieren una atención constante. En realidad, los cloradores salinos son bastante simples de mantener. Solo se necesita verificar periódicamente los niveles de sal y ajustarlos según sea necesario. Además, los cloradores salinos requieren menos productos químicos adicionales que los sistemas de cloración tradicionales, lo que significa menos trabajo de mantenimiento en general.
Mito 3: El clorador salino es costoso de instalar y operar
Algunas personas pueden pensar que la instalación de un clorador salino es costosa y que el aumento en el consumo eléctrico lo convierte en una opción cara a largo plazo. Sin embargo, a pesar de los costos iniciales de instalación, los sistemas de cloración salina suelen ser más económicos que los sistemas de cloración tradicionales a largo plazo. Además, muchos modelos de cloradores salinos son altamente eficientes en cuanto al consumo de energía, lo que ayuda a mantener los costos operativos bajos.
Mito 4: El clorador salino no es efectivo para mantener el agua limpia
Este es uno de los mitos más infundados sobre el clorador salino. De hecho, los sistemas de cloración salina son altamente efectivos para mantener el agua de la piscina limpia y libre de bacterias y algas. El proceso de cloración salina genera constantemente cloro en el agua, lo que elimina la necesidad de agregar cloro manualmente de forma regular. Esto garantiza que el agua de la piscina esté siempre desinfectada y lista para ser disfrutada.
A pesar de los mitos y confusiones que rodean al clorador salino, la realidad es que es una opción eficiente, fácil de mantener y efectiva para el tratamiento del agua de piscinas y spas. Si estás considerando hacer la transición a un sistema de cloración salina, no dejes que los mitos te disuadan.
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